En nuestra última visita al Lago di Como pasamos un día en Milán, ya que la anterior vez por la zona no la visitamos. Tampoco era nuestra intención exprimir el día, ya que ha sido un viaje familiar y en época navideña. Por lo que nuestro paso por Milán se convirtió en algo típico, sin expectativas ni descubrimientos.
Aún así, la sensación fue grata ya que pensaba que no nos iba a gustar mucho la ciudad, y seguro que le daremos una oportunidad como se merece, con tiempo y visitando todos sus rincones.
Pero Milán es perfecta por eso, porque tan válida es la visita para conocer sus entrañas, como simplemente disfrutarla paseando sin prisas ni horarios.
¿DÓNDE APARCAR EN MILÁN?
Para aparcar en Milán, como en toda gran ciudad que además no conoces, tienes que tener en cuenta varias cosas: el tráfico (en este caso no nos pareció excesivo), las zonas de pago, las zonas gratuitas (cada vez más escasas), los parkings de pago y los disuasorios.
Habíamos leído que en Milán se estila utilizar los parkings disuasorios en zonas de extrarradio asociados a líneas de metro. Son muy baratos y el metro te conecta en poco tiempo con el centro de la ciudad. Puedes dejar el coche allí que los precios son simbólicos: 7 euros 24 horas, o de 12 a 22 de la noche unos 3 euros. En este enlace os dejo la información que encontré y un mapa con los parkings y las líneas de metro que corresponden.
Aún así nosotros no los utilizamos ya que teníamos que pagar 8 billetes de metro (4 de ida y 4 de vuelta), y sin saber el precio seguro, nos aventuramos a que sería caro. A parte del tiempo invertido.
Así que preferimos adentrarnos hasta la zona del Hotel Windsor, en la calle Via Galileo Galilei, y aparcar por allí. Era zona azul, pero lo bueno es que no tienes que volver cada dos horas. Pagamos hasta las 19 que es lo máximo y ya está, 2 euros la hora. Creo que aunque pagamos 12 euros para todo el día prácticamente, era menos o similar que pagar el parking disuasorio más los billetes de metro de los 4.
¿QUÉ VER EN MILÁN?
Desde allí fuimos andando en escasos 10 minutos hasta la Piazza della Scala desde donde comenzamos nuestro pequeño paseo por Milán. La Plaza, presidida por el monumento a Leonardo da Vinci en el centro, y protegida en un lateral por el Teatro de la Scala, en otro por el Palacio de la Banca y en el otro por el Palacio Marino, invita a hacer la primera parada.
En una de las esquinas se encuentra la entrada a la La Galería Vittorio Emanuele II desde donde ya se aprecia lo grandioso de dicha obra. Nos dejó de piedra, no la esperábamos tan espectacular. Lo malo, que estaba a reventar de gente. Lo bueno, que tenía un toque extra al ser época navideña. La verdad es que verla sin gente (imagino que habrá que estar allí a las 7 de la mañana) debe ser encantador, pero creo que el bullicio de los transeúntes es un extra más del pasaje.
Un disfrute para la vista, tanto arriba como abajo, ya que sus preciosos mosaicos del suelo compiten con la gran cúpula de vidrio y hierro del techo. Aunque como era de esperar, nosotros no pudimos atisbar más que pequeños fragmentos de los mosaicos, ya que era imposible encontrar un hueco entre tanto pie.
Además, es imprescindible cruzarla ya que conecta la Piazza della Scala con la Piazza del Duomo.
El final del paseo de ida acaba en la Piazza del Duomo, impresionante plaza rectangular que queda totalmente eclipsada por la Catedral, el Duomo de Milán. Nos habían hablado de él y de lo espectacular que era, además teníamos la esperanza de poder verlo sin andamios (muy típico en las catedrales europeas) y así fue.
La entrada son 3’5 euros por persona y, aunque no soy muy partidario de pagar por ver catedrales, en esta, como en otras que he entrado, bien vale la entrada. Si por fuera es impresionante,tanto de día como de noche, por dentro es incluso más.
Me atrevería a decir y no es de ser muy osado, que es una de las más bonitas e increíbles del mundo. ¡¡Espectacular!! Sus vidrieras representan imágenes que te transportan a otras épocas.
El increíble interior, enorme por donde mires gracias a sus 4 filas de columnas que crean diferentes estancias abiertas ya su vez conectadas todas en un mismo espacio.
Y una de sus obras más buscadas por todos los visitantes, la estatua de San Bartolomé, que representa a un Apóstol desollado y con su propia piel colgando de los hombros. Una obra de arte tan real que ¡que te deja embobado analizando todos los detalles.
¿DÓNDE COMER EN MILÁN?
Una buena opción para comer pasta fresca y de calidad, cerca de la Piazza del Duomo, y aun precio razonable siendo Milán es Pasta d’Autore. Puedes llegar en el tranvía o andando unos 10 minutos. Pasta fresca, buena atención y unos postres muy ricos.