Visitamos Marruecos en 2008 para conocer el pueblo de un amigo y disfrutar de esa parte menos turística y por tanto más auténtica, con tradición berebere. Allí disfrutamos de la parte norte más oriental del país, pegada a la frontera con Argelia.
El pueblo en el que pasamos todas las noches y la mayor parte del tiempo es Ras el Ma, justo al lado del Cabo de Agua. Es un pequeño pueblo costero de pescadores que pertenece al noreste de la región del Rif, en la provincia de Nador, y que tiene como referencia las Islas Chafarinas, pequeño archipiélago español de uso militar.
Ras el Ma es un poblado que, en ese año, se notaba que estaba experimentando un gran crecimiento: habían asfaltado más calles, no solo las principales, habían abierto algunos nuevos restaurantes en la zona del puerto y en otras partes del pueblo, había locutorios con acceso a Internet para todos, etc.
Esto se debía a que muchos de sus habitantes habían vivido en Europa, sobre todo España, Francia y Alemania, y volvían a su tierra con un nivel adquisitivo alto, con la posibilidad de abrir negocios y construirse nuevas casas. O como el caso de mi amigo, que veranea allí y se ha construido una casa enorme junto a su familia para poder disfrutar de su tierra, pasando largas temporadas y por lo tanto, necesitando servicios.
¿Qué ver?
El mayor atractivo que tiene Ras el Mas es su pescado: comimos pescado fresco del día o incluso pescado delante nuestra, a un precio muy bajo. Otro aspecto a destacar son las enormes y kilométricas playas de aguas tranquilas y cristalinas (unos 10 kilómetros), perfectas para el baño. Al final de las mismas encontramos la playa roja, en la desembocadura del río Moulouya, una zona protegida de gran interés biológico.
Además disfrutamos de su cultura y sus costumbres, algunas de ellas muy diferentes a las nuestras, otras tan similares. Nos chocaba mucho ver a las familias que metían el coche prácticamente hasta el agua para poder descargar todo, vendedores de zumo de naranja recién exprimido y fresquito, los que nos preparaban sillas y sombrillas para todo el día, vendedores de dulces caseros y garrapiñadas, gente que se pasaba delante de ti horas cogiendo tellinas y cuando salía nos las ofrecían muy baratas, tatuadores con henna, etc..
También nos llamó mucho la atención las gasolineras próximas a Ras el Ma, donde veías una botella en el arcén, parabas y salía persona que estaba escondido con gasolina de contrabando que traían de Argelia.
Otro de los puntos más importantes del pueblo es el faro, justo en el cabo y desde donde tienes unas vistas privilegiadas y donde la gente del pueblo disfruta del ocaso del sol, con una zona de saltos cerca donde la gente joven se agolpa.
¿Dónde comer?
No sé si los restaurantes seguirán abiertos o serán del mismo dueño. De allí recordamos el Rascasse en la zona del puerto, el Café Bahía a las afueras dirigiéndote hacia Saidia en lo alto de un acantilado. De todas formas todos a los que fuimos tenían pescado fresco y se comía muy barato.
Aquel acantilado es la terraza del Café Bahía |
BERKANE
Es la capital de la provincia y donde se encuentra el zoco más grande de la zona. Íbamos allí para disfrutar de él, de sus calles estrechas llenas de tiendas y olores tan especiales.
SAIDIA
Lo renombramos como el Benidorm de Marruecos aunque en verdad es una pequeña población pegada a la frontera con Argelia. Parece mentira que esté tan cerca de Ras el Ma y pierda esa autenticidad qde la que disfrutábamos allí. Conforme llegábamos con el coche empezaban a aparecer grandes urbanizaciones a mitad construir, campos de golf, complejos desérticos, otros llenos de gente.. una pena que la burbuja inmobiliaria llegase allí.
Saidia sobretodo es cara, pagar 3 euros por un zumo cuando a 20 kilómetros por 4 te pegas un homenaje de pescado fresco de aupa. Llama la atención por sus grandes complejos hoteleros y por sus largas playas, que a su vez suelen estar masificadas. Incluso su zoco no tenía nada que ver con el que vimos en Berkane.