Creo que fue la primera vez que dormimos algo más de 8 horas del tirón, acostarnos pronto y el sonido relajante del agua del río de Bukit-lawang ayudó bastante. La noche anterior avisamos de que desayunaríamos allí, y de la hora a la que lo haríamos. La chica nos preparó unos crepes muy ricos y unos zumos.
EXCURSIÓN POR LA SELVA
A la hora prevista Anzala llegó a nuestro GuestHouse para recogernos como habíamos quedado y nos llevó a otro bar-tienda para esperar al grupo. Como nos prometió éramos pocos: nosotros dos, otro chico y dos guías.
A mitad se uniría una pareja más que se quedarían con ellos a dormir, y nosotros 3 iríamos directos al rafting. Todo un lujo ya que luego comprobamos que la mayoría eran grupos de 8 o 9 con un solo guía, incluso de más de 10-12 con dos guías.
Nuestros guías eran dos chicos muy jóvenes pero que se habían criado en Bukit-lawang y desde pequeños recorrían la selva junto a sus padres. Sobre todo uno de ellos sabía un montón sobre la zona: animales, insectos, plantas, curiosidades, etc..
Él era el que conducía la actividad y pudimos preguntarle todo lo que quisimos, más todo lo que nos iba descubriendo él: cómo sobrevivían algunos insectos, plantas que parasitaban a otras más grandes, insectos comestibles, etc..
El otro parecía más novato y que estaba aprendiendo todavía a llevar a un grupo de turistas por la selva.
Hablando con gente de otros grupos y después en Bukit-lawang, nos dimos cuenta que fuimos muy afortunados ya que vimos una gran cantidad de animales: 13 orangutanes semisalvajes y 1 salvaje enorme macho de más de 80 kilos que nos mantuvo en tensión un rato, aunque se dejó fotografiar.
También vimos un tucán a la par de precioso como de grande que incluso el guía hacía mucho tiempo que no veía; más clases de monos como gibones, langur de thomas (monkey punky como lo llamaban ellos) y macacos; hormigas gigantes, un varano que cruzó nuestra senda rapidísimo y muchos reptiles…
Creo que la principal razón por la que vimos tantos animales fue porque hacíamos las paradas a un ritmo diferente que los grupos grandes: si ellos acaban de parar, nosotros seguíamos un poco más para que no hacer tanto ruido; si llegábamos y un grupo se levantaba, nosotros hacíamos la parada para dejar distancia entre los grupos; si había varios grupos en la misma senda, nosotros cambiábamos de dirección para ir solos…
Eso ayudó mucho a la hora de ir en silencio para no espantar a los animales.
Un momento precioso fue cuando encontramos a una cría con su madre jugando en una pequeña poza que había en un riachuelo. El pequeñajo no paraba de subirse por los árboles y tirarse al agua. Parecía que hacía piruetas para nuestro deleite.
La madre que al principio también jugaba, poco a poco comenzó a estar más en tensión por nuestra presencia, comenzó a incomodarse y a marcar un poco el territorio, así que les dejamos disfrutar de su baño.
Otro momento mágico fue cuando paramos a comer ya que una hembra bastante grande con su cría al lomo se acercó a nosotros. Ella era semisalvaje y por lo tanto estaba acostumbrada a los humanos, pero al estar con su cría siempre son impredecibles.
En este caso parecía que solo quería husmear y comer algo de nuestra comida. Para nuestro regocijo estuvo bastante tiempo a nuestro lado, le dimos de comer e incluso parecía jugar con nosotros.
Pero en esos momentos de disfrute nuestro, si te girabas veías a los guías bastante serios, controlando la situación e impidiendo que nos acercásemos a tocarla, porque sabían de la peligrosidad de la situación.
Después de comer el grupo se separa, nosotros dos y el chico americano nos fuimos con el guía más inexperto dirección al río para volver a Bukit-lawang, el otro guía junto al otro grupo con el que nos juntamos para comer continuaron hacia un sitio para montar el campamento.
Aunque nuestra experiencia no acababa allí, antes de ir al río íbamos a acabar de subir una ladera en busca de más animales. Y fue entonces cuando tuvimos nuestro encontronazo con Mina, un orangután hembra semisalvaje que es muy agresiva y que cuenta ya con decenas de ataques a humanos, conocida en Bukit-lawang por todos.
Cuentan que se volvió agresiva cuando estando en cautividad le robaron a sus crías. Fue repentino, nosotros volvíamos a encontrar una senda después de haber subido a través de una ladera para poder acercarnos más a ver a unos monos, y de repente al guía le cambió la cara y dijo las palabras mágicas: ¡MINA! ¡RUN!
Esta vez no era una broma como en otras ocasiones durante la mañana. A todos los grupos se les avisa sobre Mina para estar atentos. Contaban que esa semana le había pegado un zarpazo a un guía y le había fracturado la tibia, así que la cosa iba en serio.
Y no, no era broma, eso lo supimos nada más ver como le cambió la cara guía, estaba bastante asustado aunque lo intentaba camuflar bajo una sonrisa como de situación normal. Al incorporarme a la senda la vi, con una cría enganchada y con actitud amenazante hacia nosotros.
Tanto era así, que enseguida empezó a correr detrás de nosotros. Al principio corrimos con una media sonrisa, incluso le saqué fotos, hasta que vimos al guía correr en serio y al orangután acercarse a nosotros demasiado.
Así que nos tocó correr bastante por medio de la jungla porque cuando parecía que ya la habíamos dejado atrás volvía a aparecer por la senda, no tenía intención de dejarnos escapar por las buenas. Menos mal que nos cruzamos con un grupo que llevaba un guía más experimentado, nos obligó a juntarnos y a caminar hacia una dirección, y él se cruzó con Mina.
Ella le reconoció ya que era uno de los que trabajó en el comedor, aun así el guía mantuvo las distancias, y con movimientos lentos le ofreció unos plátanos mientras nos hacía gestos para que nos fuésemos por otra senda. Eso hicimos, ya no volvimos a cruzarnos con Mina.
A nosotros solo nos quedaba bajar hacia el punto de encuentro en el río, donde nos esperaban con una especie de barcaza que ellos llaman tube hecha a base de neumáticos enormes, atados con redes y cuerdas. Antes nos permitieron un rato de descanso y de un merecido baño en las aguas del río, estaba fresquita, cristalina y llena de peces.
El rafting estuvo genial, mucho mejor de los esperado, con bastantes rápidos y momentos de mojarnos, que se agradecía.
BUKIT-LAWANG
Al llegar a Bukit-lawang y camino a nuestro alojamiento escuché a una pareja de españoles (que se convirtieron después en nuestros compañeros de viaje durante los siguientes días) que iban buscando alojamiento, les dije que el nuestro estaba bastante bien, vinieron a verlo y se quedaron en él.
Hablando con ellos compartimos nuestros itinerarios, ellos también querían visitar el Lago Toba aunque querían hacer una excursión más, querían ir a ver los elefantes. En principio no queríamos ir porque no nos gusta que se utilicen a los animales para exhibirlos a los turistas sin respeto, aunque nos informamos y nos dijeron que también eran animales rescatados y que los cuidaban muy bien.
Además, nos salía muy bien de precio ya que ir hasta el Lago Toba los dos solos era muy caro, y así compartíamos el coste con ellos. Con ese ahorro nos pagábamos la excursión de los elefantes y la noche de más en Bukit-lawang.
Cenamos con ellos (Laura y Jorge) en el Jungle Inn, uno de los más famosos Ghesthouse de la zona. Cenamos muy bien y había variedad: taco, más pizza buenísima, gambas y una bintang por 208.000 rupias.
Gracias por la info!! comentando con otros blogers me dicen que si, que se da tiempo a terminar el trekking y pilalr un bus rumbo a Medan.
Gracias!!
Hola y bienvenida a Mirada de Rana.. por fin 😉
Seguro que se puede, e incluso puedes tener al coche esperando a tu vuelta para que te lleve sin perder tiempo. El trayecto costaba 500.000 y si conseguís ser 4 sale igual que el bus o mejor incluso, por no hablar del tiempo y comodidad. En la primera entrada de Sumatra explico los precios, tanto de bis como de taxi, o al menos lo que nos contó a nosotros una guía de allí que nos dio las opciones para ir hasta Bukit.
Saludos!!