Semarang – Karimunjawa

Semarang

El mismo día de la ruta en coche por Bali llegamos por la tarde noche a Semarang la isla de Java. Nuestra intención era ir al día siguiente a Karimunjawa, un paraíso de pequeñas islas que encontramos de casualidad en un blog y que era el destino perfecto para pasar unos días de playa antes de separarnos, ya que la otra pareja volvía a España antes que nosotros.

Es un archipiélago en gran parte virgen y sobre todo, poco visitado por turistas extranjeros, más bien el turismo es de los propios indonesios, más gente de Semarang y alrededores que van y vuelven en el día.

Nada más llegar al aeropuerto preguntamos para saber donde podríamos comprar al día siguiente los tiquets del barco para ir y el horario de la tienda. Luego le pedimos a un taxista oficial, raramente más barato que los piratas y con el precio cerrado y pagado en una oficina, que nos llevase a un hotel cercano a la calle de la oficina. El primer intento fue fallido, estaba lleno y además era muy caro.

En el segundo, el hotel Candiview, nos quedamos después de que las chicas negociasen el precio y nos dejasen la habitación doble superior por 345.000 rupias con desayuno. Pedazo de habitaciones grandes, camas enormes y cómodas, esta vez con unos aseos al nivel de las habitaciones.

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Cenamos en el mismo hotel, en una terraza que tenía arriba del todo que no estuvo mal, cena rápida y ligera con ensaladas, sandwichs y filetes empanados de pollo, todo por 277.150 rupias los 4.

A la mañana siguiente un taxista nos esperaba a la hora acordada con la recepción del hotel en la puerta, nos llevó a las oficinas pero estaban cerradas. Así que optamos por ir al puerto directos y jugárnosla. Al legar, después de superar el caos incial conseguimos llegar al lugar, pero ya no quedaban billetes, estaba a tope el barco. ¡Menudo mazazo!

Por nosotros no iba a ser, así que nos pasamos dos horas intentando convencer al que estaba con los billetes, incluso intentamos «sobornar» al capitán, comprar billetes a lugareños.. Todo en vano. Conforme se acercaban las 9 conseguimos dos tiquets a uno que estaba haciendo reventa (por el mismo precio que en taquilla) y la otra pareja decidió que era mejor separarnos en ese momento.

Ellos volarían de vuelta a Bali para pasar los últimos días en la zona sur de la isla. Pero cuando vamos a entrar al barco se lían, mejor dicho yo los lío, y creen que son 4 billetes, total que me fui corriendo a por ellos y en dos minutos estábamos los 4 montados en el barco, que para nada iba lleno, no entendimos que no nos dieran billetes. ¡Vamos juntos a Karimunjawa!

Todo parecía ir sobre ruedas hasta que, después de 2 horas navegando y a solo 1 del destino, el capitán del barco salió y nos comunicó que nos dábamos la vuelta. Que las olas eran de más de 3 metros (nunca lo parecieron) y había que volverse por seguridad. Fue un bajón, pero se agradece que cumpliera con las normas de seguridad en una zona donde se dan muchos accidentes con barcos de turistas abarrotados o que no respetan el mar.

Así que sobre las 12:30 nos encontrábamos en el puerto de nuevo, sin saber qué hacer y dónde ir. Nos tomamos unos minutos para asimilar lo que había pasado pero enseguida nos pusimos a pensar. Lo primero era encontrar wifi, así que después de que nos devolvieran el dinero de los billetes peleando un poco, cogimos un taxi al aeropuerto.

Allí, decidimos que la otra pareja finalmente se iba a Bali al día siguiente, y nosotros a Sumatra. Aunque hubo una intentona de ir con la avioneta del hotel Kura Kura Resort pero nos pareció excesivamente caro. Así que nos buscamos un hotel en la ciudad donde poder relajarnos después de la experiencia, no mala, pero sí fallida. Fuimos al Star Hotel Semarang que contratamos por Booking. No empezamos bien ya que nos cobraron por las dos habitaciones 82 euros y 78 como ponía en Booking, además, la piscina que estaba en la azotea y fue una de las cosas por la que elegimos el hotel, no se podía usar porque estaban preparando una fiesta privada para esa misma noche. Ya veníamos un poco cansados por la experiencia en el barco, así que decidimos hacer una queja formal, exigimos que viniese a hablar con nosotros algún responsable del hotel. Así fue, y después de mostrar nuestro enfado nos regalaron la comida, nos atendieron como si fuésemos gente VIP y nos invitaron a cenar, la bebida a nuestra cuenta.

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